Realmente no hay nada excepcional en lo que me llevó a querer empezar a compartir este blog de veganismo. Muchos de vosotros os sentiréis identificados conmigo. Hace mucho que ya me sensibilicé de manera notoria con el mundo animal. Desde pequeña me negaba a comer carne, ya no tanto por el sabor (que siempre me pareció desagradable) si no porque entendía de una manera natural que aquello de comer animales no me parecía ni ético ni honroso, es más, sentía un profundo desazón por imaginarme el origen de aquella pieza sazonada y bañada en salsa, lo cual me llevaba directamente a un conflicto parental directo, por negarme a comer tal «alimento».
Desde entonces he estado prácticamente toda mi vida sin comer carne, el pescado lo seguía introduciendo en mi alimentación por creer que sí era saludable y que los pececillos no sufrían, pero es verdad que ese sentimiento indecoroso trabajaba en mi subconsciente al enfrentarme a esos platos. De ahí pasé a dejar de comer pescado con apariencia de pescado, pero todavía lo toleraba sin forma, camuflado en croquetas, buñuelos y mezclas ya cocinadas que incorporaban algún ingrediente del mar. Pero por fin, hace cosa de un año, entendí que debía pasarme al vegetarianismo radical, lo cual me llevó de manera casi inevitable al veganismo total.
Mi transición del vegetarianismo al veganismo fue prácticamente automática, ya que los lácteos los había abandonado hace años por una clara cuestión de salud, pero mi mayor drama en este paso al veganismo fue el dejar de comer huevos. En un principio lo veía así, pero es verdad que hoy es el día que puedo decir que no lo echo nada de menos. Me resulta un poco hasta… asqueroso, entendí que me había estado comiendo óvulos no fecundados de gallinas toda mi vida, cuando había sido mi plato favorito!
Con todo esto, resumo, lo que me motivó a compartir este blog del mundo vegano no es otra cosa que la compasión. Hace poco estuve en una charla de compasión animal que impartió Amanda Romero, activista animalista y vegana debota, y le pregunté cómo podía hacer para dejar de ser pasiva y pasar a formar parte de esa gente que hace algo más por los derechos de los animales y su respuesta fue muy sencilla: <<lo que puedas, lo que sepas, cualquier cosa, porque los animales están tan mal… que cualquier cosa que podamos hacer por ellos para ellos es mucho>>.
Pues bien, aquí estoy, con mi propósito! Informar y difundir esa información en favor de los animales en este blog que espero y deseo se convierta en una comunidad cada día más amplia, donde compartir, comentar y divulgar nuestra manera de vivir, este estilo de vida libre de maltrato y explotación animal.
Yo sin duda estoy emocionada. Me entusiasma la idea de mi propósito, que sé es el propósito de muchos de vosotros. Sé que este camino es tan largo que quizás no veamos el final feliz deseado, pero desde luego vale la pena estar en él y luchar por esos derechos. Espero sigáis a esta comunidad de mundo vegano. Todo el mundo es bienvenido en este portal. Cuanta más información haya en el mundo entorno al mundo vegano más fácil será ir creando conciencia.
No quiero terminar este post sin darle las gracias a mi gran amiga Amaya Casado, gran defensora de los animales, que me ha inspirado sin saberlo en todo este proceso.
Susana Barredo.