Todos los días veo casos que realmente me sorprenden. Por cuestiones laborales me rodeo de gente realmente brillante, con estudios superiores, que hablan varios idiomas, que se relacionan con gente talentosa que es capaz de resolver asuntos complejos, pero que, sin embargo, no son capaces de hacer la conexión entre comer saludable y el dejar de comer productos de origen animal. Para muchas de estas personas comer bien es comerse un buen chuletón! Estas mismas personas recurren a la medicación, prácticamente a diario, porque sufren de jaquecas y no ven la relación entre la ingesta de carne roja con sus jaquecas y con su malestar.
La comida y la alimentación juegan el principal papel en nuestra salud, así como el estilo de vida y el hacer ejercicio asiduamente.Los factores genéticos son importantes a la hora de tener una buena salud pero, ¿qué pasa con el combustible que le damos a nuestro cuerpo? ¿a caso no es evidente la relación de alimentarnos con productos frescos y de calidad con el tener una buena salud?
Increíblemente estamos abducidos por las sensaciones gustativas, por la publicidad y por el apego emocional que ciertos alimentos producen en nosotros. No reflexionamos tanto en cómo alimentarnos como en cómo nos relacionamos entorno a la comida. Vivimos la hora de la comida como una experiencia, ya sea sensorial, social o de necesidad. Constantemente pasamos por alto cuestiones primordiales a la hora de comer, como de dónde vienen los productos que comemos, si son ecológicos o no, procesados o no, frescos o no. Muchas veces no reparamos en la calidad del producto, en los nutrientes que nos van a aportar, en si nuestro organismo los necesita. Algo que podríamos decir que determinará nuestra vida, nuestra madurez y nuestra vejez, no reparamos con la suficiente atención en lo que hay detrás de la comida que ingerimos y por qué necesitamos medicación de manera recurrente.
Recientemente, tras un frío invierno lleno de recaídas gripales en mi entorno, observé cómo aquellos que enfermaban se preocupaban más por tomarse todo tipo de medicación que por alimentarse adecuadamente. La falta de interés y conocimiento entorno a lo que ingerimos y cómo nos afecta al organismo (en gente a priori muy preparada e inteligente, como bien comenté antes) me supuso una reflexión que desencadenó en una cierta preocupación, ya que si esta gente tan sumamente formada, que tiene a su alcance el conocimiento, ¿cómo es que no relaciona la enfermedad con su estilo de vida y su alimentación?.
Cada día veo platos llenos de enfermedad y muerte, de productos procesados llenos de azúcar y grasas saturadas. Detrás de comer productos de origen animal hay mucho más que el matar y comerse a un ser vivo. Detrás de ese plato hay una vida de sufrimiento y enfermedad que, de forma directa, te va a afectar a ti y a tu salud. Si comes enfermedad y muerte con frecuencia no creo que tengas una buena salud que se pueda mantener en el tiempo sin caer en enfermedades como la diabetes y el cáncer. Esa enfermedad de animales de granja, explotados a lo largo de toda su vida, mal alimentados o sobrealimentados, hinchados a medicación, estresados y deprimidos, ¿de verdad crees que es lo mejor que te puedes comer? ¿de verdad no ves la relación de tu ansiedad, de tu estrés, de tu agotamiento mental y físico con comer enfermedad y muerte animal?.
Cualquiera que se haya pasado a una alimentación vegetariana o alimentación vegana sabe todos los beneficios que aporta, que van mucho más allá de los beneficios éticos y morales. Se trata de comer vida, frescura, nutrientes. La energía y salud que reporta la alimentación vegetariana y vegana tan sólo lo saben aquellos que la viven cada día. Creo que merece la pena informarse, probar, dejar de lado los convencionalismos en alimentación y de recurrir a lo químico a la mínima de cambio sin ni siquiera haberte planteado que una dieta rica en nutrientes puede ser la clave de una vida plenamente saludable.
Cuando acudes a la consulta del médico por un malestar físico, de tipo gripal, intestinal, físico o incluso psicológico, ¿te pregunta el médico acerca de tu alimentación? La respuesta la tenemos todos: NO.
El médico prefiere recetarte un bote de vitaminas que decirte que tomes alimentos ricos en vitaminas. Hay una alarmante desinformación alimentaria, cargada de mitos, convencionalismos y tradición que nada tiene que ver con la realidad de llevar un estilo de vida saludable. Hay unos intereses económicos detrás de la industria alimentaria que nada tienen que ver con salud, tienen que ver con ganar dinero, no con vivir sano.
Estamos en un sistema que desvía nuestra atención a lo que realmente importa. Estamos más preocupados de ganar mucho dinero, de las tecnologías, de las influencias externas, del poseer, del apego y materialismo que nos ciega y no vemos que la respuesta a muchos de nuestros males está en nuestra ingesta alimenticia diaria. Preferimos comprarnos un coche caro, un piso más grande en una urbanización con piscina, padel y garaje que en comprar ecológico. He oído mil veces que la gente no come ecológico porque es muy caro y esa misma gente se gasta dinerales en gadgets, ropa y tantísimas otras cosas absolutamente superfluas.
Mi pregunta es: ¿Cuándo vas a despertar?